Desde que el entrañable «calvo de la Navidad» pasó a la historia allá por el año 2008, los nuevos spots publicitarios se encargan de sacar lo mejor de nosotros para que, conmovidos e hipnotizados, nos lancemos con más ganas que nunca a comprar lotería y dar con el número afortunado.
Y es que los dos últimos anuncios de la lotería de Navidad son historias para no dormir, aunque esta vez de emociones positivas. El primero es el «Bar de Antonio«, un tierno spot basado en hechos reales que en 2014 promovía los beneficios del sorteo de Navidad y narraba sobre Manuel, un cliente de toda la vida al que el dueño del bar le entregaba por sorpresa un sobre con el número premiado. Los guionistas del spot se inspiraron en una emotiva historia real que tuvo lugar en Tenerife el año anterior.
El 22 de diciembre de 2013 la suerte llegó a un bar isleño con el generoso segundo premio. Entre los gritos de felicidad, abrazos y ríos de champán que inundaban el local, su dueño Antonio recordó haber guardado un décimo para un cliente habitual con el que, desde hace años, intercambiaba números. Ni siquiera conocía su nombre, sólo sabía que era de Mauritania. Así, el afortunado anónimo de origen mauritano se llevó un premio de 125.000 euros. La grabación del anuncio duró cinco días y tuvo lugar en el madrileño bar La Muralla que desde entonces se convirtió en toda una celebridad local y una verdadera gallina de oro para su dueño Hernán.
En 2015 esta carrera de emociones y espíritu navideño dio paso a «Justino y la Fábrica de Maniquíes«, un spot animado que daba justo en el clavo: animaba a la gente a comprar lotería de Navidad y esperar con ansias al sorteo del 22 de diciembre.
Esta vez la suerte se nos predicaba de la mano de Justino, un vigilante de seguridad que trabajaba de noche en una fábrica de maniquíes y se consideraba poco afortunado en el sorteo de la vida. Era un hombre solitario, ya que su horario nocturno no le permitía coincidir y relacionarse con colegas de trabajo. Por la misma razón tampoco se compró un décimo de su empresa que, por suerte, resultó tener el número ganador. Lo que no sabía Justino es que sus compañeros no se olvidaban de él y al final del spot le sorprendían con el décimo afortunado que llevaba su nombre…
Lotería de Navidad y Sorteo Extraordinario: un mensaje lleno de afecto, empatía y generosidad
Ambos anuncios tienen muchos paralelismos: Manuel fue sustituido por Justino y el bar de Antonio por una fábrica de maniquíes. Lo que no cambió ha sido su mensaje conmovedor que, unido a una narrativa perfecta, tuvo una gran aceptación entre el público de todas las edades y clases sociales.
El éxito de las historias de Manu, Antonio y Justino, que nos devolvían la ilusión de forma magistral y nos ponían a la cola sin rechistar delante de Loterías y Apuestas del Estado, ha sido demoledor. «Extraordinario», «tierno», «humano», «fantástico», «entrañable»… Estos eran los adjetivos que la gente dedicaba a las tramas del «Bar de Antonio» y la «Fábrica de Justino», dos anuncios que lograron conmover a todo el país y cuyo éxito superó el del spot de 2013 donde ni siquiera el carisma y las voces tan potentes como las de Monserrat Caballé, Raphael o Marta Sánchez consiguieron llegar al corazón del contribuyente de una forma tan abismal.
A pesar de que ambos spots tuvieron un aluvión de memes divertidos y eran sumamente exitosos, el favorito del público -según las votaciones del 2015- ha sido «Justino y la Fábrica de Maniquíes», dejando al «Bar de Antonio» en un honorable segundo puesto.