Allá en tiempos de Felipe V, aún no existía el Servicio Militar Obligatorio (al que nos referiremos como “mili” a partir de ahora). Se trataba de una suerte de sorteo denominado “quintas”, el cual en tiempos presentes no hubiera quedado exento de polémica. Solo los católicos (apostólicos y romanos) que midieran más de 1,40 m y que no fueran gitanos, mulatos, verdugos o carniceros podían desarrollar el honroso trabajo de “servir al rey”. Por aquel entonces, la mili duraba 15 años y las quintas reclutaban a uno de cada cinco jóvenes a los que se les daba un pago llamado soldada.
De las Cortes de Cádiz al S.XX
Así funcionó todo hasta la moderna Constitución de las Cortes de Cádiz en 1812. Por aquel entonces, la mili ya se había reducido de 15 a entre 6 y 8 años y se sustituía la expresión de “servir al rey” por la de “servir a la Nación”. Sin embargo, en ausencia de un ejército profesional, el sorteo de la mili, como si de una rifa se tratara, seguía celebrándose para suerte o desgracia de todo aquel afortunado.
El S. XIX fue una etapa agitada en la poco democrática historia de la España de entonces. Constitución tras Constitución, la lotería de la mili siguió llevándose a cabo, pero algo más renovada y modernizada. Concretamente en 1878 y tras años de república en los que se había suprimido la obligatoriedad del Servicio Militar Obligatorio, imperaba en la mayor parte de la patria el sistema de cuotas y sustituciones, algo que permitía a las clases más altas librarse de tener que pasar por filas.
La mili se fue sofisticando desde sus orígenes y, en la actualidad solo existen soldados profesionales, instruidos por militares y docentes de carrera. Atrás quedaron los sorteos de la mili que siempre perjudicaban al menos afortunado. Pero, ¿puedes imaginarte cómo fueron aquellos siglos en los que sí se celebraba?
Reyes y dirigentes perdiendo colonias, en guerra con otras naciones, no tenían reparos en enviar a soldados inexpertos a ultramar para jugarse la vida por España. Tan crudo era el hecho que, salvo a los patriotas de pro, la mayoría de los súbditos/ciudadanos de la época deseaban, realmente con todas sus fuerzas, librarse del mal trago de hacer la mili, más aún si tenemos en cuenta las condiciones infrahumanas de aquellas guerras en Filipinas, Cuba, etc.
Su desaparición definitiva en el año 2000
En España, fue en el año 2000 cuando se celebró el último sorteo de la mili, una vez que se dieron por profesionalizados completamente los ejércitos de mar, tierra y aire. Tras una década (la de los 90) en la que aún persistían las preocupaciones de ser reclutados a filas, finalmente, el Ejército pasó a quedar integrado solamente por soldados que formaban parte de él por voluntad propia. En su mayoría, jóvenes españoles y de otros países decididos a trabajar por la gente. Un gran avance.
La diosa fortuna
Las cuestiones de la suerte han estado presentes en nuestras vidas desde el inicio de la Historia de la Humanidad: el sorteo de la mili, el sorteo para ocupar las últimas plazas en un colegio, el sorteo de los temas que saldrán en el examen de una oposición… Todos ellos pueden dar un vuelco a tu vida, para bien o para mal.
Y es que la fortuna, en tiempos de paz, no funciona con tanta beligerancia. Solo tienes que creer que tú vas a ser uno de los agraciados con los números elegidos por el azar y esperar.