Esta noche se ha celebrado Halloween, también conocido como Noche de Brujas, una celebración moderna resultado del sincretismo originado por la cristianización de las fiestas del fin de verano de origen celta.
La palabra «Halloween» se define tradicionalmente como una forma acortada en lengua escocesa de la expresión inglesa Allhallow-even usada como tal por primera vez en el siglo XVI. Bajo la forma «Hallow-e’en» se encuentra atestiguada desde 1745. All Hallows’ Even, o también All Hallows’ Eve, era el antiguo nombre en inglés de la «víspera de todos los Santos», esto es, la víspera de la fiesta cristiana del 1 de noviembre.
Halloween según la teoría tradicional tiene su origen en una festividad céltica conocida como Samhain, que deriva del irlandés antiguo y significa fin del verano. Los antiguos britanos tenían una festividad similar conocida como Calan Gaeaf. En el Samhain se celebraba el final de la temporada de cosechas en la cultura celta y era considerada como el «Año nuevo celta», que comenzaba con la estación oscura.
En Europa son muchas las ciudades en las que los jóvenes han decidido importar el modo con el que Estados Unidos concibe Halloween, celebrándolo con fiestas y disfraces. Aunque en algunos lugares, como Inglaterra, la fiesta original ha arraigado de nuevo.
El hecho de que esta fiesta haya llegado hasta nuestros días es, en cierta medida, gracias al enorme despliegue comercial y la publicidad engendrada en el cine estadounidense. La imagen de niños norteamericanos correteando por las oscuras calles disfrazados de duendes, fantasmas y demonios, pidiendo dulces y golosinas a los habitantes de un oscuro y tranquilo barrio, ha quedado grabada en la mente de muchas personas.
Supersticiones y lotería
La lotería, así como la fiesta de Halloween gira alrededor de multitud de mitos y supersticiones con el fin de atraer la suerte el día en que celebran los diferentes sorteos. Algunas de las supersticiones más populares para estas fechas son frotar el décimo por el vientre de una embarazada, por el lomo de un gato o por la cabeza de un calvo. Estas son algunas de las costumbres que perduran con el tiempo y con las cuales los jugadores de lotería esperan aumentar sus probabilidades de éxito.
Son muchos los mitos que se han creado alrededor de la lotería y se han ido convirtiendo poco a poco en cultura popular. Un ejemplo de esto último es el intercambio de lotería con familiares, amigos y compañeros de trabajo, algo típico que no puede faltar cada año en Navidad, y es que se dice que un décimo regalado posee más probabilidades de ser el ganador.
Llevar una moneda de oro o un alfiler en la chaqueta, o guardarse una llave de metal antigua en el bolso los días anteriores al sorteo son otras de las supersticiones más comunes. También existen algunos rituales como el de quemar todos los décimos de años anteriores con una vela naranja al tiempo que repetimos mentalmente estas palabras: «Que tus cenizas vuelvan a mí en forma de premio».
Pero quizás la más conocida por todos sea la más simple, elegir números ‘bonitos’ o que representen fechas importantes de nuestra vida o de acontecimientos importantes ocurridos en ese mismo año. Además, no debemos olvidar los números o terminaciones ‘bonitas’ que todo jugador de lotería busca para sus décimos, tales como el 5 o el supersticioso y a la vez deseado número 13, de hecho el premio Gordo de la Navidad 2016 fue a parar al décimo 66513.