Según la conciencia general, el número 13 se asocia a la mala suerte, la falta de fortuna, los crímenes y las desgracias en general. Así, en nuestro país, los martes y trece se consideran fatídicos, desafortunados. Tanto es así que se desaconseja tomar decisiones importantes estos días, como puede ser casarse o montar un negocio.
En otras culturas, como la norteamericana, son los viernes 13 los que se consideran malditos. Sin embargo, en la práctica, los hechos demuestran que muchísimas personas no son tan reticentes al número 13. Prueba de ello es que miles de personas juegan a la lotería con el número 13, al que se considera afortunado en ese tipo de sorteos.
Esta paradoja resulta sorprendente y llamativa, porque desvela la misteriosa, aunque apasionante, condición humana.
De hecho, el número 13 es, estadísticamente, la terminación más buscada para el sorteo de lotería de Navidad, y los millares con el trece los más demandados. En Lotería Manises es, junto con la terminación en 00, la que antes se agota. Además, esta predilección por el número 13, viene avalada por los premios que ha recibido. En el Sorteo de Navidad de los años 2009 y 2010, números con esta terminación fueron agraciados con un tercer y un cuarto premio. Sin embargo, nunca un número acabado en 13 ha sido agraciado con el Gordo.
Un gafe numérico
El origen de la desventura del 13 parece remontarse al código de Hammurabi, un conjunto de leyes elaborado por el rey de Babilonia que incluía normas y preceptos ordenados numéricamente pero que, sin embargo, se saltaba el 13. Parece que ocurrió por un error de traducción, pero esta circunstancia se adhirió para siempre al 13 y lo ha perseguido hasta nuestros días. La aparente perfección del 12, un número afortunado (los doce meses del año, el día se divide en dos periodos de doce horas, etc.) también influyó en esa mala suerte asociada al número que lo sigue
Conectado con la brujería y los crímenes en serie, quizás porque el apóstol número 13 (Judas Iscariote) resultó ser el traidor, lo cierto es que la maldición del 13 no ha llegado nunca a desaparecer del todo.
Un número afortunado para otros
La humanidad es dual y contradictoria. Es habitual que muchas personas se decanten por llevar la contraria y elijan como favoritas, o cercanas, las cosas que otros detestan. Ese es el caso del número 13 como sinónimo de suerte en el sorteo de la lotería. Muchas personas se identifican con él por contraste: considerando que lo que otros detestan puede significar su fortuna.
En el ámbito de los deportes, por otra parte, hay numerosos ejemplos de venturas asociadas al 13, como los títulos conseguidos por el campeón español de motociclismo Ángel Nieto (aunque él los nombra como 12 + 1) o los éxitos de futbolistas que han llevado el 13 en nuestra selección, como es el caso de Mata.
Otro factor que puede explicar las preferencias en el juego por este doble dígito es la notoriedad. Al tratarse de un número tan señalado, cuando algún sorteo es premiado gracias al 13 adquiere una notoriedad poco habitual que se graba en la mente colectiva en mucha mayor medida que si se tratara de otro número «anónimo». De igual modo que no se habla de la suerte que dan el 06, el 95 o el 38, por ejemplo, porque casi nadie se preocupa de ellos, los medios y los propios afortunados destacan la fortuna de este número cuando les ha reportado un premio, afianzando esta idea en la psique colectiva.