Felicidad y dinero, dinero y felicidad, dos aspectos en los que muchas veces pensamos y que no siempre van unidos como se suele creer.
Si bien es verdad que el dinero es imprescindible para garantizar cierto bienestar en la vida de todas las personas y más aún en la sociedad actual en la que vivimos, lo que también se puede afirmar es que realmente el dinero por sí solo no sirve para comprar la felicidad.
En este sentido, aspectos básicos como la libertad y la autonomía personal resultan cada vez más importantes para el ser humano que únicamente el dinero propiamente dicho.
De esta forma, en una primera fase, el dinero aporta felicidad al permitir que se cubran las necesidades básicas de alimentación, vivienda y salud pero, llegados a cierto punto, su influencia en el bienestar de la persona se va reduciendo hasta no convertirse en lo más importante.
Y es que la libertad personal implica poder tomar decisiones propias que nos permiten llegar a sentirnos realizados individualmente, frente a los problemas que surgen cuando el dinero nos convierte en esclavos para conseguir las metas que nos marca la sociedad, lo que nos puede llevar a caer en la ansiedad y el estrés.
Bienestar personal
La mejor forma de potenciar el bienestar personal es permitirnos tomar decisiones propias con autonomía, porque cuando dejamos de controlar nuestra vida, atándonos por ejemplo al dinero, perdemos muchas veces la capacidad de actuación dejando de seguir nuestras propias ideas.
De hecho, está demostrado que se puede ser feliz durante las etapas de crisis económica, como las que hemos pasado durante los últimos años, puesto que mucha gente se siente plena rodeada de su familia y sus amigos, disfrutando de sus hobbies y actividades diarias.
Por otra parte, la forma en que se gana el dinero influye en los sentimientos relacionados con la felicidad. Si la forma de obtenerlo genera orgullo en la persona, el resultado es mayor satisfacción y viceversa.
Además, la forma en que se gasta el dinero también influye en el sentimiento de felicidad. Si el dinero es utilizado como un medio para contribuir con la sociedad, en lugar de ser sólo una cuestión de abundancia material, entonces el impacto es significativamente positivo.
En conclusión, si bien las cosas materiales duran más, son las relaciones y experiencias obtenidas las que influyen en el sentimiento de felicidad.
«Hay muchas cosas en la vida más importantes que el dinero. ¡Pero cuestan tanto!». Groucho Marx.