A priori todos pensamos que estamos preparados para que nos toque la lotería ¿cómo no vamos a estar preparados para iniciar una vida mejor, sin preocupaciones económicas? Pero, ¿es esto del todo cierto?¿sabríamos qué hacer si nos toca la lotería? ¿realmente estamos preparados para que nuestra cuenta corriente se llene de tantos ceros que ni siquiera podamos contabilizarlos?
Cuando vamos a nuestra administración de loterías a echar la Primitiva, la Bonoloto o la Quiniela lo hacemos como un acto automático, pensamos en no encontrar cola para no llegar tarde al trabajo, pero no en que en ese momento nos va a cambiar la vida. Hay un momento de leve nerviosismo (cuando entregamos el boleto al encargado para que compruebe si hay premio), pero en realidad tampoco ahí esperamos escuchar “¡es usted multimillonario!”, sino más bien el típico “su boleto no ha sido premiado, lo siento”.
Jugamos a la lotería con la remota esperanza de que algún día nos toque algo, tal vez una pequeña cantidad que no nos haga mirar la cuenta corriente a final de cada mes. Pero ¿y si un día en nuestra administración nos dicen aquello de “¡es usted multimillonario!”? ¿cómo reaccionaríamos?¿Haríamos caso a los consejos de nuestro cuñado para invertir en bolsa o nos buscaríamos un asesor?¿dejaríamos de trabajar o seguiríamos con nuestras rutina?¿Nos mudaríamos a una casa con jardín en las afueras o conservaríamos nuestro pisito en la ciudad?
Qué hacer si te toca la lotería
- Discreción. Ante todo, conserva la calma. No te lances a gritar en mitad de la calle ¡me ha tocado la lotería!, ni a comentárselo a todo el vecindario. En ocasiones es más conveniente ser prudente. En ocasiones dar pistas sobre un cambio de vida, puede atraer a nuestro lado gente no del todo desinteresada.
- Deposita el premio en una entidad financiera colaboradora con Loterías y Apuestas del Estado. La operación del cobro de loterías está libre de comisiones, por lo que la entidad no podrá cobrarte por realizar esta gestión.
- Búscate un asesor de confianza. Una gestoría que sepa lo que se lleva entre manos, el director de tu banco, o un amigo economista. La cuestión es que sea alguien de tu máxima confianza que tenga muy claro los pros y los contras de cada movimiento con tu dinero.
- Salda tus cuentas con Hacienda. Al margen de los que hayas ganado, los impuestos se llevarán un buen pellizco. Tenlo en cuenta a la hora de calcular qué vas a hacer con tu premio. Por poner un ejemplo, si nos toca un décimo de la lotería de Navidad premiado con el Gordo, 400.000 euros, en realidad nos ingresarán 320.500 euros, porque pagaremos impuestos por valor de casi 80.000 euros. La
- Haz un plan de pagos. Quien más o quien menos tiene un préstamo personal, un coche que pagar a plazos, o la tarjeta de crédito con algunas compras adelantadas. En ese caso conviene valorar si es mejor continuar con el pago mensual de estas deudas, o por el contrario saldarlas.
- Haz un plan de inversiones. En ocasiones saldar la hipoteca no es la decisión más rentable, sobre todo si tenemos unos diferenciales aceptables. Tampoco hay que lanzarse a comprar activos físicos rápidamente, pues generan costes de mantenimiento y se devalúan rápidamente, por ejemplo, un coche de alta gama.
- Ojo con los regalos a la familia. Si te tocan 30 millones de euros y decides repartir un millón entre varios miembros de tu familia, hay que advertir a la entidad financiera de quienes son los propietarios legítimos. De esta manera serán ellos los que liquiden el impuesto que les corresponde por la cantidad percibida. De lo contrario, te tocaría asumirlo en su totalidad.
- Sé solidario. Destina parte de tu dinero a obras de caridad, a ayudar a personas que lo necesitan, en países con problemas o en tu propia ciudad. También en estos casos, asesórate del organismo al que te diriges para que tu dinero esté bien gestionado.
No estar bien aconsejado y no tener claras las cosas, puede llevarnos a hacer un mal uso del dinero. Si sigues esta hoja de ruta y tienes la cabeza bien amueblada, te será fácil adaptarte a tu nueva y acomodada situación.
