La ley de Murphy es la más utilizada por las personas pesimistas, en su lógica destructiva, viene a decir que si algo puede salir mal saldrá mal. Todos y cada uno de nosotros la reconocemos perfectamente y la citamos en alguna ocasión en nuestra vida cotidiana, especialmente en determinadas ocasiones en las que parece que la suerte nos abandona. Esto es así porque la memoria es selectiva, y por desgracia recordamos con más facilidad las cosas que no salen bien que las que sí lo hacen.
Nadie realmente es capaz de pensar así, de una manera tan negativa, ya que la esperanza de que las cosas nos salgan bien puede más que cualquier pensamiento negativo, por eso nos pasamos la vida pensando en que nos va a tocar una lotería que nos permitirá alcanzar todos y cada uno de nuestros sueños.
Sentirse afortunado, la verdadera ambición
Cuando una persona se siente realmente realizada en su ámbito familiar, personal y profesional, se sentirá realmente afortunada, y será entonces cuando la ley de Murphy dejará de tener sentido en su vida y se aplicará a determinadas situaciones sin importancia alguna, con cierto sentido del humor incluso.
Es curioso que aún las personas que se sienten con una vida plena siguen intentando mejorarla de alguna manera, bien cambiando su trabajo por otro que le aporte mejor calidad de vida, bien jugando a la lotería, etc. El caso es que nuestra ambición parece que no nos deja nunca disfrutar plenamente de las situaciones en las que la suerte nos sonríe, estando más preocupados de mejorar y mejorar, por eso sí es cierto el dicho popular que dice que no es más pobre el que menos tiene, sino el que menos necesita.
Esta circunstancia realmente cambia cuando nos enfrentamos a una situación extrema, como puede ser una enfermedad nuestra o de alguien muy cercano, ahí es cuando verdaderamente nos damos cuenta de que el mejor sorteo que nos puede tocar es el día a día con los nuestros.
Olvidando a Murphy se vive mejor
Sin duda la mejor filosofía de vida es la que deja a un lado la ley de Murphy y se centra en las buenas energías que le permiten poner todo su empeño en que las cosas que pueden salir bien, salgan bien.
Es cierto que siempre es bueno tener a la suerte a favor, pero gran parte del resultado de las cosas que hacemos es el empeño y la actitud que en ellas volcamos. La mejor lotería que le puede tocar a alguien será sin duda el sentirse afortunado con su vida, orgulloso de su esfuerzo y arropado por sus seres queridos, y en ese sorteo participamos todos. Nunca está demás complementarlo con algún capricho extra, por lo que habrá que probar algún juego de azar que nos facilite el camino…